el suelo, y alzando las manos al Cielo, y derramando muchas lágrimas de alegría, hizo oración al SeñorPedro Ribadenetra. De las vidas de los santos....
gustan las manos de cordero? —Sí; pero…hoy no tengo apetito. —Um, ¡qué mal! —Mami, ¿yo puedo comer las manitos que mi hermano no quiere? —Claro, cielo. 5...
la aguja quieta y trató de pasar la hebra por su ojo, es decir, al revés de como lo hacen las mujeres[3] 9 Agujero para el mango de ciertas herramientas...